jueves, 27 de noviembre de 2014

GREGORIO EL MÍSTICO




Muchas religiones sitúan al nacimiento de Jesucristo, en Judea. Pero haciendo un poco de historia, la rusa lo sitúa en Siberia. Y como todo ser superior, desde su más temprana infancia, Gregorio mostró diferencias en relación a otros niños de su edad, ya que él marcaba un notorio misticismo. Que se expresaba en esas largas horas en las que se entregaba a la meditación, en los bosques de los alrededores, dejando desconcertadas a las personas que lo rodeaban, y sobre todo a los niños que no entendían, los impulsos de su introspectiva conducta. A la temprana y adolescente edad de los 18 años, Gregorio decide tomar más a pecho sus estudios y meditaciones, por lo que se decide y viaja hacia el monasterio de Verjoturye, para asentar y madurar más sus poderes. Y fruto de este enclaustro a los tres meses, le es dada la revelación de su visita celestial de su madre, la virgen María, sintiéndose ya todo un místico. Y posteriormente como ya era todo un religioso, en lo que respecta a su reputación de ser superior iluminado, Gregorio se siente todo un profeta, por los poderes que como todo ser superior, le había revelado Dios; decide poner sus dones al servicio del prójimo, para ayudar con su dominio a, como debía de ser, erradicar el mal. Y como tal tenía dones curativos, que por medio de su infinita fe, podía mejorar milagrosamente a los enfermos más graves. Pero no fue hace 2000 años, que Gregorio hubiera caminado entre nosotros, sino que recién en 1905, una dama zarina llamada Anna Výrubova, le busca intensamente para hacerle un llamado, que visite el palacio de los zares, con la finalidad de que, con su sorprendente potestad, pueda sanar a su hijo Alexis Nikolaevich, de un grave mal: la hemofilia; enfermedad desconocida en esa época; y ante tan urgente invocación, Gregorio, accede y procede a mejorar a su agonizante hijo. Una vez realizada tal obra de beneficencia, Gregorio siendo ya todo un profeta es apodado, por su vocación religiosa “el monje loco”. Gregorio era un hombre alto, por haber sido elegido un profeta de Dios, y como tal, poseía una hábil y muy elocuente oratoria y discurso, con el que convencía a las masas, de seguir el camino correcto hacia la salvación del alma. Y en dichos discursos, por tener una mirada penetrante, a veces se tornaba un poco violento en sus alegorías; ya que era muy seguro de sí mismo.Por consiguiente, Gregorio como todo vaticinador que  se sabe conocedor de la sabiduría milenaria rusa, y con la finalidad de que sus palabras y prédicas no se las lleve el viento, decide escribir sus enseñanzas, para dejarlas estampadas y de esta forma que sean aprovechadas por las generaciones futuras. Porque él pensaba como todo sabio, en lo que respecta a tener su erudita concepción de la naturaleza que nos rodea: "El aire que hoy desciende a nuestros pulmones para llevar la vida, llevará un día la muerte. Y llegará el día en que no habrá montaña ni colina; no habrá mar ni lago que no sean envueltos por el hálito fétido de la Muerte. Y todos los hombres respirarán la Muerte, y todos los hombres morirán a causa de los venenos suspendidos en el aire." Como todo ser superior, también tenía sus opiniones y enseñanzas en lo que respecta al ámbito religioso, ya que su naturaleza de místico se lo exigía, y él a sí mismo. "Mahoma dejará su casa, recorriendo el camino de los padres. Y las guerras estallarán como temporales de verano, abatiendo plantas y desbastando campos, hasta el día en que se descubrirá que la palabra de Dios es una aunque sea pronunciada en lenguas distintas. Entonces la mesa será única, como único será el pan". Claro que Gregorio, como todo sabio asceta, ya conocía de ante mano su secreto de la inmortalidad, él había predicho a futuro, algo que todos los hombres con fe, tienen miedo y terror: el fin del mundo. Y ante este hecho tan inexorable, pero desconocido al mismo tiempo, Gregorio había tenido la siguiente visión: "Y cuando los dos fuegos sean apagados, un tercer fuego quemará las cenizas. Pocos hombres y pocas cosas quedarán; pero lo que quede deberá ser sometido a una nueva purificación, antes de entrar en el nuevo paraíso terrestre". Y como todo gran religioso, Gregorio poseía poderes de clarividencia, que en ocasiones le permitían interpretar o especular el futuro. Una de ellas muy famosa fue la que realizó sobre su supuesta muerte: "Siento que moriré antes del primero de Enero... si soy asesinado por plebeyos, y especialmente por mis hermanos los campesinos rusos, nada tendrás que temer... tu trono se asentará por cientos de años y tu hijo será Emperador y Zar. Pero si soy asesinado por nobles, mi sangre permanecerá en sus manos por veinticinco años. Tendrán que abandonar Rusia, los hermanos se enfrentarán a los hermanos, el odio dividirá las familias y el país se quedará sin nobleza o Imperio..." Pero en toda Rusia se sospechaba de que Gregorio, como todo adivinador iluminado, podía haber poseído el don de la inmortalidad, ya que no fueron pocos los intentos que hubieron en su contra, para asesinarlo; porque fue envenenado y luego le dispararon, logrando escapar milagrosamente al salir huyendo de los salones del zar. Se cree que Gregorio, viajó no solamente por Rusia y Jerusalén, sino que a lo largo de todo el mundo, y en el lugar donde iba, él era conocido y recibido con mucho cariño por toda la gente que le rodeaba, ya que con sus poderes religiosos él podía sanar a los enfermos que estaban en desgracia. De esta forma, Gregorio no se sabe en qué lugar del mundo está, ya que por su inmortalidad, se desconoce su lugar y paradero, pero de lo que sí hay una certeza, es que pasó a la historia por su apellido, que fue conocido en todo el mundo: Rasputín.

FIN



1 comentario:

marcela dijo...

curiosa analogía con Jesús. Coincide con algunas teorías con respecto al fin del mundo, así como con otras que especulan inmortalidad de algunos famosos.