viernes, 22 de agosto de 2008

LA BEBE DE 1860 QUE JUGABA CON MUÑECAS EN 1999







¿Es el sufrimiento lo que imagino?
Me condenas por mi apariencia
Me juzgas de una manera que pierdo la paciencia.


Mis trajes son negros como mi vida
Y en el fondo de mis pensamientos se encuentra el olvido
mientras, Doy la mano al más allá...hacia el infinito.


¿Si ves el rojo de mis labios?
Es solo el color de la sangre que corre río abajo,
Red capilar que dispersa todo el mal.


Gótica no es una chica ordinaria,
Tiene hueco el corazón de tanto misterio
Y carga el dolor de una humanidad entera.


Estoy perdida en el fondo de una mirada de hielo,
Aquella chispa de la felicidad que se borró
Que me lleva a esta guerra larga y cansada.

Autora: Sawsan


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A la salida de esa atmosférica y tenebrosa iglesia negra, que databa del siglo XV, fúnebre, y casi terrorífica por toda su ornamentación, debido a que la decoraba ventanales largos así como la catedral de Barcelona. Tenía un carácter de sublime misticismo; ya que era una construcción con una ligereza estructural y la iluminación de las naves al interior de los edificios, poseía un arco apuntado, una bóveda de crucería, un arco medio, con cubiertas de pilares que sostienen las vidrieras que dejan pasar la luz, con toda la edificación propia de las arquitecturas góticas de Francia, de dicha iglesia, vi salir a una misteriosa señorita. En la sideral lejanía, y en entre esa espesa niebla, vi su pálido rostro, casi blanco, pero muy hermoso por el parecido que tenía al de mi actriz cinematográfica favorita Rebeca Romijn, destacada por su brillante y dorada cabellera, además de su moderna belleza. Entre el abrumador caer del crepúsculo, pude percatarme a lo lejos, de que tan misteriosa señorita, que venía saliendo de dicha iglesia, tenía su hermoso cabello teniño de azul intenso. Muy diferente al de Rebeca Romijn, que al verla al natural, vale decir no como un personaje cinematográfico, y tampoco como aparecía en las revistas de farándula que la entrevistaban, tenía el cabello rubio. Mi misteriosa dama, además estaba vestida completamente de negro, y yo estaba dudoso si era un luto, o si venía de algún funeral, porque estaba saliendo de una iglesia. Por otra parte Rebeca Romijn, al verla en acción, en su debut cinematográfico de la película X-men, donde encarnaba al personaje de Mística, tenía su linda cabellera teñida de color pelirrojo, y además estaba muy recortada a diferencia de su rubio largo natural. Y me asaltaba la duda, porque al comparar a Mística, con Rebeca Romijn, parecían dos señoritas totalmente diferentes; además Mística era completamente azul. Casi el mismo azul que por lo que me dejaba ver la distancia, y lo abrumadora de la niebla de esa tarde, era el color de pelo, de mi misteriosa señorita que venía saliendo de la iglesia; mientras que Rebeca Romijn era rubia y de tez blanca. En los cómics, los cuales me apasionaba leer largas horas de la noche, que trataban de las aventuras de los X-men, aparecía que, el nombre de Mística, no era Mística, ya que ese nombre era su alias de mutante metamorfa. Que es un ser humano, que tiene la capacidad de poder cambiar su forma física a su entero antojo, convirtiéndose en cualquier persona que deseara ser, siendo hombre o mujer, abarcando el rango de edad que ella desee, como podría ser una tierna niñita nacida en 1860 de seis años que juega con muñecas, hasta la mismísima Rebeca Romijn, toda una belleza actual. Y recuerdo claramente que su nombre verdadero, y de pila era Raven Darkholme. Si, Raven Darkholme, de descendencia alemana, y al mismo tiempo nombre que ella misma detestaba por gritarle al mundo entero que es su nombre de esclava. Pero sus antecedentes bibliográficos e históricos son imprecisos de exponer, porque todo registro de Raven Darkholme es desconocido para el hombre. Solamente hay un dato especulativo, como punto de partida, debido a que nadie en realidad conoce sus verdaderos orígenes. Y fue en el año 1860 cuando por primera vez se conocieron noticias de ella, en Alemania. Más específicamente en una campaña alemana. Asociando remotamente su apellido a esa localidad; donde los aldeanos notaron su existencia. Y por ser en el siglo XIX, que era una época de mucha ignorancia, eran unos aldeanos llenos de supersticiones y prejuicios; que al descubrirla, y por la incultura de dicha época frente a lo desconocido, la habrían condenado por creer que se trataba de una bruja satánica. El descubrimiento de la mutante metamorfa por los aldeanos, fue en una situación de extremo riesgo para ella, debido a que hasta ese momento eran poderes que ni ella misma sabía que tenía. Como era de esperarse, por parte de Raven, en un desesperado acto de inteligencia y de sobrevivencia evolutiva-ambiental, que la reclamante y desesperada situación le exigía, se vio en la imperiosa necesidad de adoptar el aspecto humando de un aldeano más de la campaña alemana, para que con esta exasperada medida, pudiera pasar desapercibida ante la cruel e ignorante multitud de habitantes que tenía como objetivo en masa, lincharla hasta darla muerte por bruja. Logrando de esa forma salir airosa e ilesa, de este brutal y exacerbado enfrentamiento de masas, para salir huyendo del lugar. Posteriormente y con el correr de los años, se especula que viajó a los Estados Unidos de América, pero nunca se llegó a conocer bajo qué identidad realizó esta travesía; ni tampoco por cuáles medios de transporte. También en lo que se refiere al trayecto de dicha travesía, se desconocen las ciudades, localidades, poblados, o regiones por las que viajó para llegar a los Estados Unidos; ya que su verdadera edad es un dato totalmente desconocido, tanto en los registros históricos de la campaña alemana, como en los Estados Unidos. Cabe destacar que en la primera entrega de la saga cinematográfica de los X-men, Mística tenía su linda y corta cabellera de color pelirrojo. Era un color encendido y muy diferente al de mi actriz favorita Rebeca Romijn, que aparecía en fotografías en las revistas de farándula del año 1999; cuando daba entrevistas sobre su personaje, ya que en algunas fotos aparecía como Mística y en otras al natural, pareciendo dos señoritas totalmente diferentes, pero en la realidad actual eran la misma persona. Debido a tanta exposición artística y cinematográfica, nunca supe con claridad si el cabello de mi actriz favorita Rebeca Romijn, es natural o teñido de hermoso color rubio; a juzgar por las fotografías que yo todo el tiempo veía en las revistas. Y Mística me llamaba la atención por la intensidad de la agresividad femenina que tenía dicho personaje de ficción, porque a juzgar por sus movimientos, patadas, golpes y saltos, era toda una experta en artes marciales; siendo reafirmada esa imagen con su color intenso azul, que cubría todo su hermoso cuerpo. Era todo un placer para mi el contemplar las fotografías de Rebeca Romijn, en las revistas de farándula; cuando aparecía al natural, y en un paisaje tropical, como en las series de televisión del Discovery Channel, rodeada de frutas y palmeras, en una forma muy femenina, artística, y sensual, pero si ni un ápice de vulgaridad sino que conservando su feminismo elevado a un grado fotográfico y cinematográfico. Siendo muy bella, similitud que compartían las dos señoritas a las que yo comparaba y admiraba, siendo las dos una sola persona: Rebeca Romijn al natural y Mística una señorita símbolo de los cómics y del cine postmodernista del año 1999. Pero la otra señorita que venía saliendo de la iglesia, se veía más joven que mi actriz favorita; entre la espesa y abrazadora niebla similar a la de Londres, de los tiempos de Jack el destripador; y la igualdad entre ella y Mística era el poético color azul. Pero un color azul casi igual en matices, claro que en diferentes contextos aplicados estéticamente en dispares épocas, porque el estreno de la primera parte de la película X-men, fue en el año 1999, y la iglesia de la que venía saliendo mi misteriosa dama, procedía del siglo XV, de la arquitectura gótica principalmente, de eso yo estaba seguro. El color del pelo de mi misteriosa dama, me llamaba enormemente la atención por ser azul, que representaba al cielo de todas las épocas del mundo, excepto al de Londres por ser gris, debido a su espesa niebla; igual que el de Santiago de Chile, por el notorio y publicitado en diarios, revistas, y televisión problema ambiental del smog. Sin embargo y a pesar de haber años de diferencia, entre mi ya señalada misteriosa dama, y Mística; yo las encontraba hermosas a las dos. Una mi actriz favorita, y la otra que se apresuraba a salir de la iglesia, y que en esos precisos momentos me habría gustado conocerla, para solicitarle caballerosamente el número de su teléfono. Hecho que sacando mis personales cuentas, habría sido técnicamente imposible de llevar a cabo, en la Francia renacentista del siglo XV. Yo diría que por su clasicismo y elegancia, cuando el varón prudentemente se dirige a las damas, de una forma galante y caballerosa, como yo había leído que se hacía en esa época. Desde mi escasa visión y punto de fuga del cuál yo me encontraba contemplándola, como se habría podido plantear según algún ámbito de definición técnicamente cinematográfico, no había podido dirigirme a ella, de una forma cortes e inmediata para poder entablar una amistosa y formal conversación. Utilizo de una forma técnica este concepto de descripción, para puntualizar dicha escena desconocida para mí, ya que se me venía a la memoria el invento del cine, creado muy posterior al siglo XV por los hermanos Lumiere. Y cómo ángulo de visión yo notaba una similitud entre estas dos señoritas: Que la niña que venía saliendo de la iglesia, tenía su pelo azul y llevaba un vestido de cuero negro, pero en cuanto a color o matiz cromático, no tenía relación a nivel de estética de confección, en lo que se refiere al ajustado traje azul de Mística, y el vestido negro de mi enigmática dama a la cual yo no paraba de admirar y contemplar. La misteriosa señorita que venía saliendo de la iglesia, era hermosa, como Mística, a quién yo había conocido en los cómics y en el cine; y ambas damas me parecían muy hermosas a pesar de las diferencias de colores de sus vestimentas. Porque el encuerado vestido negro que llevaba mi desconocida dama, yo lo asociaba con el luto, o definitiva y directamente con la muerte. En tal terrorífico aspecto se parecían ambas; una total y misteriosamente desconocida para mí, y Mística que tampoco dejaba de ser una desconocida, por los escasos antecedentes históricos que se tenían de ella. Pero Mística a pesar de mantener toda una belleza muy estilizada y producida, tenía su lado mortífero, que era el eximio manejo de artes marciales, con las que se lucía tanto en los cómics como en la película, dignas del maestro Bruce Lee, y que desempeñaba el papel de mala como decíamos nosotros los jóvenes que nos gustan las películas de acción. Claro que en ningún momento perdía su feminismo, ni por supuesto su particular y exótica belleza. Que en algunos instantes me parecía muy agresiva por su naturaleza de mutante, y además por la audacia con la que representaba al personaje de Mística, por ser toda una belleza agresiva, sensual, y mortífera según los puntos de enfoque de la cámara; pero a pesar de mostrar la gran agresividad del personaje, en ningún momento perdía su feminismo, porque este era expuesto por la incomparable belleza de su contra parte en la vida real: Mi actriz favorita Rebeca Romijn. Poseía un carisma misterioso, ya que en el desarrollo de la película, y de acuerdo a sus órdenes de escena de aparición, uno no podía intuir cual sería su próximo movimiento. Si se trataba de un audaz e imponente feminismo, o de un mortal golpe de karate. Hecho que me mantenía en una suspendida tensión, que duraba toda la proyección de la película, era una tensión histórica como una atmósfera renacentista o de un turístico Nueva York de 1999. Sí, un turístico Nueva York por tener este el gran atractivo de la estatua de la libertad; que específicamente aparecía en la primera entrega de la saga de los X-men; así como lo eran también los castillos de Transilvania, (pero que no aparecían en dicha película); propios de la arquitectura gótica en lo que se refiere a las satánicas y demoníacas gárgolas. Con el transcurrir de la hora, y en el mental divagar de mis pensativas contemplaciones, admiraba a la misteriosa señorita, que venía saliendo de la iglesia, y pude percatarme desde mi personal y lejano punto de enfoque, de un detalle que me provocó un desconocido miedo para mí, el color de su linda y larga cabellera, que era el poético azul. Ya que cuando la contemplaba atenta y visualmente, me invadió un sorpresivo sentimiento de miedo por mi actual desconocimiento hacia su ideología, o forma de vestir, y de ser. Dicha revelación era totalmente desconocida para mí, porque a su alrededor -y entre la abrumadora niebla ambiental-, yo lograba detectar un sentimiento histórico de oscurantismo, creo que del período gótico. Este desconcierto me era provocado debido a las modas convencionales, que vestían las niñas cotidianamente en la calle, que no llamaban mayormente la atención, con sus tradicionales jeans y sus poleras camufladas tipo militar. A diferencia de mi misteriosa dama, vestida totalmente de una femenina prenda negra, con su larga y volátil cabellera azul.Tuve una reacción de miedo, provocada por el intenso oscurantismo gótico que yo percibía en su particular forma de vestir, que asocié mentalmente con el concepto de femme fatal. O mujer fatal, propia de la terrorífica literatura de Edgar Alan Poe y Charles Baudelaire, que yo había leído en las bibliotecas. Y en dicho estado de asociación mental, recordé otra película en la cual había trabajado mi actriz favorita, llamada “Mujer fatal”. La descripción del concepto de mujer fatal, es algo que yo hacía al asociar a las dos damas con sus pálidos rostros, uno pálido, y el otro, el de Rebeca Romijn que no se podría entrar a clasificar como pálido o de tez blanca, sino más bien dorado, brillante, más bien dicho como un casi amarillo, según las fotografías que aparecían en las revistas de farándula que yo gustaba de coleccionar.El aterrador concepto de mujer fatal, recordé que fue llevado al cine mudo, por la actriz Theda Bara,  paralela y contemporánea al cine (mudo) de Charles Chaplin. Luego dicho concepto es retomado muchos años después, en la historia del cine, pero con el nombre de “mujer fatal”, donde precisamente debutaba mi admirada actriz. Debo añadir a mi descripción, que este concepto ya me desconcertaba, porque lo asociaba desde el cine mudo, a la arquitectura renacentista de París de 1860. Y me llamaba profundamente la atención porque a dicha arquitectura, también se le conocía con el nombre de “arquitectura gótica”, de acuerdo a lo que yo recordaba que había leído en los libros de las bibliotecas. Era toda una hazaña, ver como ese concepto se había mantenido vigente en un tan extenso período de tiempo histórico; por la genial invención de los hermanos Lumiere, vale decir el cine; hasta el año de estreno de la película “Mujer fatal”, antes de que cronológicamente se estrenara la primera parte de la saga de los X-men, vale decir en 1999. En esos siderales y perdidos momentos, en los que yo estaba contando y recordando toda mi personal influencia cinematográfica, divagaba…¿esa señorita sería una vampiresa, por lo pálido de su lindo rostro?. Al pensar esa idea, lo primero que se me venía a la mente, eran los vampiros, muy representados en diversas épocas del cine. Claro que si de personificaciones se trata, debo añadir que la figura más característica era la creada por Bram Stoker: El conde Drácula. Dicho análisis yo lo asociaba con vampiresas por ser ellas arquetipos del cine, que abarcan miedo, sensualidad, misterio, oscurantismo, audacia y un muy oculto feminismo tétrico, por la clasificación cinematográfica que se les daba a las películas de vampiros, vale decir cine de terror. En mi dudoso estado de contemplación en que en esos momentos me encontraba, llegue a pensar que la misteriosa señorita que venía saliendo de la iglesia, podría ser la mismísima Mística en persona. Porque recordaba su extraordinaria habilidad para transformarse en cualquier persona, sea hombre o mujer, como cual audaz metamorfa que era. Y de este modo adoptar la forma humana que ella quisiera a su entero y femenino antojo. Sí, no descartaba esa posibilidad de que fuera Mística en persona, que vendría saliendo de una iglesia del siglo XV. Ya que en la historia biográfica de Mística no se sabía su edad exacta, por su capacidad de regenerar tejidos humanos, y porque tenía la capacidad de crear sus átomos y moléculas a nivel anatómico; como la hermosa metamorfa que era. Recuerdo muy claramente que en la primera parte de la saga de los X-men, Mística se desplazaba a su entero antojo a lo largo de todo el mundo. Utilizando para estos fines, cualquier medio de transporte que a ella más le acomodaba o convenía, ya sea en barco, helicóptero, o bus; y como espía encubierta, para poder llegar a la cámara de senadores de Nueva York, y de esta forma dar con el gobernante que quería sacar la nueva ley promulgada en contra de los mutantes; que la afectaba directamente a ella por ser una metamorfa. Dichas misiones las hacía de la forma humana que a ella más le convenía, y acomodara de acuerdo al medio de transporte en el cual ella iba viajando. Porque lo que le interesaba a ella, era pasar desapercibida para lograr de esa inteligente forma, sus personales propósitos. Porque dicha ley era un sistema de segregación racial, muy similar al problema de racismo de los Estados Unidos. Cuestión antropológica que se había atrevido a plantear Abraham Lincoln con la ley de esclavitud, por consiguiente, es pertinente citar el triste desenlace que tuvo el presidente Lincoln fue su asesinato en el teatro. De esa forma yo podía intuir que mi enigmática dama, viniera saliendo de una iglesia, y no de un teatro, ya que la iglesia es un lugar santo en el cual toda persona se siente protegida, siendo blanca, negra o si es hombre o mujer. En el libre recorrido que realizara Mística, ya sea en Nueva York, o en cualquier parte del mundo, no encontraba necesario ir a los teatros; (salvo si tuviera alguna misión importante que cumplir), debido a lo que sus personales propósitos simplemente no eran orientados en un momento determinado. Y por ultimo si hubiera querido asistir a un teatro de cualquier época, lo habría hecho sólo por diversión. Ya que nunca para ella representaron un lugar de peligro. Y si la situación se hubiera vuelto tensa; Mística habría optado simplemente por cambiar a la forma humana que más conveniencia le hubiera demandado el momento. Como un inofensivo abuelito jubilado que juega al ajedrez en las plazas. Situación en la que se le vio, en algún momento al mismísimo Magneto, (Erik Lehnsherr) totalmente discreto y guardando la más silenciosa de las prudencias; después de haber podido ser el amo del mundo por su ilimitado poder de manejar a su antojo los metales. Sí, recuerdo que en la primera parte de la saga de los X-men, Mística era el brazo derecho, y socia de Magneto. En ella confiaba ciegamente al encomendarle todo tipo de misiones, por peligrosas que estas fueran. Magneto por ser muy inteligente, tenía absoluta confianza y seguridad en mística, ya que ella podía salir airosa de cualquier situación, sin necesidad de utilizar armas de fuego, por peligroso que fuese el lugar donde estuviese. Mística siempre cumplía con las misiones que le encomendaba Magneto, sin importarle escrúpulos ni prejuicios; ya que desde el punto de vista de ambos, ellos creían tener la razón al luchar a favor de los mutantes; por sus derechos de aceptación, que les correspondías justamente como personas. Y que no los discriminasen por ser altos, latinos, negros, morenos, blancos, ni mucho menos por ser mutantes. En esos momentos cuando mi ya misteriosa y dudosa señorita; porque yo no sabía si era Mística con un teñido de cabello muy femenino en azul, hasta me pasaba por la mente que podría ser una vampiresa. Porque para empezar no había sol y la hora corría entre el crepúsculo de la tarde, y su rostro era pálido, como el de las vampiresas del cine. Era tanto el poder que tenía Mística; y su capacidad de viajar a donde ella quisiera a su antojo y voluntad; que recuerdo la posición exacta que logró llegar a ocupar: Directora delegada de la agencia de desarrollo de defensa, de los Estados Unidos; dependientes del servicio civil de América, (La DARPA según sus siglas en ingles). Y por esta posición Mística tuvo acceso a secretos militares y armamento avanzado. La finalidad de que mística ocupara este cargo, era reunir a la organización de mutantes que estaba formada por Avalancha, Blob, Destino y Piro que también era socio de Magneto. Destacado mutante porque podía manejar el fuego a su antojo. Esta organización mutante y criminal se llamaba BROTHERHOOD OF EVIL MUTANTS, que era una formación creada y liderada por el propio Magneto. De ahí a que se tenía la tendencia de estigmatizar a Mística como “la mala”. Pero viéndola y entendiéndola desde su punto de vista ella solo buscaba comprensión y aceptación de parte del prójimo, que le era negaba por el simple hecho de ser una metamorfa. Determinación del destino que ni la propia Mística había elegido, porque simplemente había nacido con esa condición desconocida para ella; debido a que remotamente se especula que se dio cuenta que poseía sus dones de cambiar de formas, a la tierna edad en que las niñitas juegan con las muñecas, así inmemorialmente hablando por los imprecisos antecedentes existentes de Mística. Cuando Mística ocupó el cargo de directora delegada de la agencia de desarrollo de defensa de los Estados Unidos; logró secuestrar al senador Robert Kelly; quien estaba investigando o viendo a futuro lo que él sostenía y temía que era una próxima amenaza: la simple existencia de mutantes. En un momento determinado de dicha operación, tanto Magneto como Mística habían acordado simplemente eliminar al senador Robert Kelly. Porque el hacer desaparecer el cuerpo, sin dejar ningún tipo de rastro detectable, habría sido un juego de niños, debido a todos los recursos que tenía Magneto. Pero al final Mística de común acuerdo con su socio Magneto; decidieron no asesinarlo, justamente por el derecho a la vida y a la aceptación del prójimo, basándose en su condición humana, y sin tomar en cuenta todo tipo de creencias que en este caso eran decisivas por la causa del senador. Hecho que buscaban tanto Magneto y especialmente Mística; por ser ella diferente a todas las otras chicas normales neoyorquinas. Aunque su prójimo la juzgue y discrimine por raza, capacidades humanas, formas de pensar, religión, pero en este caso puntual era por ser diferente, por ser una metamorfa. Era tanta la fobia y discriminación por parte del prójimo hacia Mística, que le llegaban a tener miedo. Por sus poderes que tanto Mística como los otros mutantes tenían; de modo que cuando Mística, logra llevar al senador Robert Kelly a la guarida de Magneto, él lo pudo haber asesinado mil veces si hubiera querido, y a ojos cerrados y sin que nadie lo hubiera notado en los próximos 50 años. De esta forma Magneto, lo encara como si fueran dos personas conversando amistosamente, y sin ningún arma de fuego o de cualquier tipo en el cuerpo, le dice: “Senador, así que usted está luchando en contra de los derechos de los mutantes”. Y el senador que no murió de un infarto, o de la impresión al darse cuenta de la persona que se le estaba dirigiendo, era a quien consideraba su más grande enemigo. El senador Robert Kelly comprendió que estaba en una situación de extremo peligro, ya que se encontraba sentado en una silla metálica y amarrado con grilletes, que no le permitían mover ni un dedo, lleno de miedo y pánico le dice a Magneto: “¡Máteme de una vez, y evíteme este sufrimiento!”. Entonces Magneto le contesta: “Senador, por favor, somos mutantes es cierto, pero a diferencia de usted, tenemos una cualidad de la que carece: el respeto a la vida y al prójimo. Y aunque esta palabra que le voy a decir, no esté en su vocabulario, apréndala ahora, tenemos humanidad”. “Y ya que vamos aprendiendo senador, lo que es la humanidad, y en lo personal lamento que tenga que ser de esta forma; yo le voy a enseñar una nueva forma como ejemplo de creación de dios, de lo que es la humanidad”. Y el senador que poco a poco, empieza a darse cuenta que las intenciones de Magneto, no eran matarlo por haber dedicado su vida a apoyar la promulgación de la ley en contra de los mutantes; sino que sus intensiones eran hacerle ver al senador una nueva forma de vida, creada por Dios. “¡Pues bien!” exclama el senador Robert Kelly con una sensación de miedo, “si no va a matarme ¿Qué va a hacer conmigo? ¿O qué utilidad le puedo prestar yo a usted, que lo puede manejar todo si quisiera?”. Entonces Magneto con su gran estampa omnipotente y contemplándolo, se levita por el aire delante del senador, para llegar al ascensor metálico de una gran máquina; la que toma fuertemente con sus manos a sus mangos de metal. La máquina se enciende, empieza a girar el motor circular que tenía arriba instalado, y Magneto empieza a elevarse diciéndole, “Senador, podría decirse que Dios trabaja demasiado lento”. Luego se enciende una gran luminosidad, -la que contemplaba atentamente Mística-, y empieza a generarse una brillante resplandeciente onda láser, que ilumina al senador en su metálica silla. Termina este proceso, que hizo brillar y al mismo tiempo iluminó a toda la guarida de la hermandad de los mutantes, y Magneto empieza a descender, totalmente cansado del metálico ascensor; entonces Mística va a ayudarlo a salir. Se acerca al senador Robert Kelly, y le dice en un tono de voz cansado, pero no como si le hablara a su mortal enemigo, sino que de una forma amistosa, como le pareció al propio senador Robert Kelly: “Bienvenido al futuro, hermano”. Luego Magneto ya repuesto logra poder descansar y caminar sin la ayuda de Mística, se voltea para mirar a la cara a su mortal enemigo, y de un movimiento del brazo derecho, le suelta los grilletes metálicos. Luego le dice a Mística, “Acompaña a nuestro huésped a sus habitaciones”. El senador Robert Kelly aún no podía salir de su asombro, ni darse cuenta de la metamorfosis a la que lo habían sometido en contra de su voluntad. Pero, le pareció infinitamente mejor de que lo hubieran asesinado. Dicha experiencia le provocaba en el cuerpo al senador Robert Kelly, una sensación de debilitamiento y escalofríos. Pero lo que más lo dominaba, era el nerviosismo. Desde mi ángulo de punto de fuga, yo seguía contemplando a mi enigmática señorita en esa atmosférica niebla gris. Con el ocaso o crepúsculo, que correspondía en ese momento de la hora de la tarde; donde mi misteriosa señorita venía saliendo de esa abrumadora y tétrica niebla. Esa actitud yo personalmente la interpretaba como un gran e íntimo deseo de superación. Cualidad de las que muchas personas carecen, porque aunque vistan tradicionalmente con los patrones formales de la época en la que ellos como humanos les hubieran correspondido vivir; simplemente se conformaban con la condición que la sociedad les hubiera asignado y sin lugar a ningún cuestionamiento. Porque como yo recordaba remotamente, el gótico es una persona que no quiere permanecer siempre en el ocaso gris de los que se conforman; debido a que tiene deseos de superación al querer buscar más allá de lo que su tétrica, vampírica y oscurantista imagen de confección representa socialmente. Ese es su punto de partida, y es más yo interpretaba que por el hecho de que mi misteriosa y enigmática señorita, vistiera de negro, era una representación en vida de su muerte. Pero de una muerte no como se conoce convencionalmente, si no de una muerte en vida causada por la sociedad, (como la condena que sufría Mística por parte del mundo por ser como era). Por el simple hecho de que a ella le hubiera gustado teñir su cabello de color azul. Debido a que era socialmente condenada, odiaba y aborrecida; se le negaba su aceptación sólo por seguir los impulsos de su personal naturaleza. (Algo similar a lo que le ocurría a Mística, que en algunos momentos pasaba por serias crisis existenciales). El hecho de que mi enigmática y misteriosa señorita, se vistiera de negro, era su muestra de representación de su propia muerte en vida. Provocada por toda la enorme y global sociedad, el hecho de estigmatizarla; por seguir su autenticidad personal expresada en su forma de vestir. Pero yo veía en ella la cualidad que otras personas que visten formalmente, no tenían y se conformaban con vivir en su atmósfera gris. Veía en mi enigmática señorita el deseo de vivir, expresado en seguir sus principios e ideología personal. Y el deseo de vivir, pensaba por su parte el senador Robert Kelly, al plantearse “¿Por qué Magneto si me considera su mayor enemigo no me eliminó?. ¿Qué se supone que hizo conmigo?. Que me encuentro aquí en su guarida, pero aun no me recupero de la impresión de la onda láser.” Y al ver los fuertes barrotes en los que se encontraba, intento escapar y veía que su cuerpo se estiraba como quisiera, hasta el punto de que podía pasar toda su cabeza por la estrecha distancia que separaba a un barrote del otro, y de esta forma intentó escapar, Porque no entendía lo que a él le estaba sucediendo. Logra pasar todo su cuerpo por ente los barrotes, sin explicarse como, y volteó la cabeza, para darse cuenta de que estaba en un precipicio; cuando en ese momento llega levitando Magneto, y le dicen “¿y cómo nos estamos sintiendo senador?”. Y el senador Robert Kelly, le grita. “¡Que me hicieron mutantes endemoniados!”, y Magneto, riéndose y sin poder evitar la ironía le responde, “senador, esto no tiene sentido, ¿o aún no se da cuenta que ya es uno de nosotros?”. Pero el senador se suelta y cae al mar. Donde logra llegar nadando a una playa, pero su cuerpo que no estaba genéticamente preparado para el cambio, simplemente se desintegra al salir del agua. Entre el avance temporal de la hora, y a medida en que bajaba ya el crepúsculo para comenzar a anochecer con una bizarra luna llena, (elemento característico de la cultura gótica), además de esa abrumadora niebla gris que se estaba pasando a un negro oscurantista, en esos momentos de suspenso antes de que mi enigmática señorita, que se vestía de negro, como la noche llevando su hermoso cabello azul como era la forma original de todo el cuerpo anatómico de Mística, pude percatarme de que se le había caído su cartera negra. Entonces antes de que estuviera fuera de mi cinematográfico ángulo visual, por el cual yo ya la estaba contemplando desde hacía mucho tiempo, me arme de valor, basándome en el ejemplo del senador Robert Kelly que pudo encarar al mismísimo Magneto en persona y estando totalmente indefenso, me acerqué prudentemente a mi enigmática señorita y le dije, con la mayor amabilidad que en ese rápido momento la situación y el miedo me daban, “¡linda, linda, espera se te cayó tu cartera!”. Entonces mi enigmática señorita se voltea hacia mí, y me dice “Gracias, es que iba tan apurada que no me alcancé a dar cuenta”. “Aquí tienes”, le dije, mientras se lo facilitaba cortésmente en sus manos. “Sabes, hace rato que te estaba observando mientras salías de la iglesia, para serte franco; porque tu misteriosa belleza me dejo anonadado”. Le dije ya más seguro de mí mismo. “Te agradezco tu gesto de amabilidad y la caballerosidad de tus halagos. Y es más, el común de la gente cuando se refiere a mí, no lo hace de una forma tan galante. Porque te diré que todo el tiempo me tildan de loca y ridícula por mi apariencia”. “¡Por favor!”, le dije. “¿Cómo te pueden tildar de loca?. Yo al verte nunca te podría tildar de loca. Misteriosa sí, porque todo misterio oculta un secreto, y en tu caso particular, yo diría que es un secreto místico.” “¿Místico, por qué?”, me responde ella. “No sé exactamente por qué místico” le dije. “Es que personalmente asocio a estas tendencias de vanguardias que siguen las niñas lindas como tú, y las hacen parecer pálidas y oscuras; y es que no encuentro una palabra precisa, así para decirte o clasificarte; perdona mis nervios". Y ella me contesta, “ah, tú me describes y relacionas con las chicas góticas”. “Si”, -le respondí- “a esa tendencia te relaciono que hasta ahora, me era desconocida en cuanto a nombre y clasificación, por la descripción que te doy. Y si no es indiscreción de mi parte, linda ¿me dirías tu nombre?”, “Claro”, me responde ella, me llamo Raven. “¿Raven?”, exclamé yo anonadado. “Si, Raven. ¿Por qué? ¿O qué más te extraña y desconcierta, mi nombre o mi apariencia?”. “¿O es que te recuerda mi nombre a otra chica que hayas conocido que se llame Raven?”. “ No, por nada, es que el nombre Raven, lo encuentro poco común pero muy original. ¿Tiene alguna raíz histórica en especial?. Te lo digo por lo original de tu apariencia.” “Sí” -me contesta ella: “Hasta donde me contaban mis abuelos que eran alemanes, es un nombre muy común, y creo que venía de una campaña alemana, pero ni mis propios abuelos conocen bien la historia”.

FIN.